miércoles, 3 de junio de 2009

Los textos expositivos: en busca de los animales fantásticos

La lectura de un texto de un texto del Speculum mundi en clase nos ha permitido acercarnos a los textos expositivos. Partiendo de dicho texto, hemos comentado la definición y la finalidad de dichos textos; a continuación y teniendo en cuenta los receptores, hemos clasificado los textos expositivos en diferentes grupos; después, hemos analizado su estructura; y, finalmente, hemos precisado las características lingüísticas de estos textos.

Para terminar esta unidad didáctica, vamos a realizar un texto creativo basándonos en la propuesta del profesor Felipe Zayas en su obra Para informar(se), de la editorial Octaedro.

En primer lugar, vamos a leer algunos textos sobre animales fantásticos o imaginarios:

El asno de tres patas

Del Asno de Tres Patas se dice que está en la mitad del océano y que tres es el número de sus cascos y seis el de sus ojos y nueve el de sus bocas y dos el de sus orejas y uno su cuerno. Su pelaje es blanco, su alimento es espiritual y todo él es justo. Y dos de los seis ojos están en el lugar de los ojos y dos en la punta de la cabeza y dos en la cerviz; con la penetración de los seis ojos rinde y destruye.

"De las nueve bocas, tres están en la cabeza y tres en la cerviz y tres adentro de los ijares...cada casco, puesto en el suelo, cubre el lugar de una majada de mil ovejas, y bajo el espolón pueden maniobrar hasta mil jinetes. En cuanto a las orejas, son capaces de abarcar a Mazandarán". El cuerno es como de oro y hueco, y le han crecido mil ramificaciones. Con ese cuerno vencerá y disipará todas las corrupciones de los malvados.

(De El libro de los seres imaginarios, de Jorge Luis Borges)

El Catoblepas

"El Catoblepas, búfalo negro, con una cabeza de cerdo que cae hasta el suelo, unida a las espaldas por un cuello delgado, largo y flojo como un intestino vaciado. Está aplastado en el fango, y sus patas desaparecen bajo la enorme melena de pelos duros que le cubren la cara. - Grueso, melancólico, hosco, no hago otra cosa que sentir bajo el vientre el calor del fango. Mi cráneo es tan pesado que me es imposible llevarlo. Lo enrollo alrededor de mí, lentamente; y, con las mandíbulas entreabiertas, arranco con la lengua las hierbas venenosas humedecidas por mi aliento. Una vez, me devoré las patas sin advertirlo. -Nadie, Antonio, ha visto mis ojos, o quienes los vieron han muerto. Si levantara mis párpados rosados e hinchados te morirías enseguida".

(De El libro de los seres imaginarios, de Jorge Luis Borges)

EL DRAGÓN

El Dragón posee la capacidad de asumir muchas formas, pero éstas son inescrutables. En general lo imaginan con cabeza de caballo, cola de serpiente, grandes alas laterales y cuatro garras, cada una provista de cuatro uñas. Se habla asimismo de sus nueve semblanzas: sus cuernos se asemejan a los de un ciervo, su cabeza a la del camello, sus ojos a los de un demonio, su cuello al de la serpiente, su vientre al de un molusco, sus escamas a las de un pez, sus garras a las del águila, las plantas de sus pies a las del tigre, y sus orejas a las del buey. Hay ejemplares a quienes les faltan orejas y que oyen por los cuernos. Es habitual representarlo con una perla, que pende de su cuello y es emblema del sol. En esa perla está su poder. Es inofensivo si se la quitan.

La historia le atribuye la paternidad de los primeros emperadores. Sus huesos, dientes y saliva gozan de virtudes medicinales. Puede, según su voluntad, ser visible a los hombres o invisible.

En la primavera sube a los cielos; en el otoño se sumerge en la profundidad de las aguas. Algunos carecen de alas y vuelan con ímpetu propio. La ciencia distingue diversos géneros.

(De El libro de los seres imaginarios, de Jorge Luis Borges)


La Esfinge

La Esfinge griega tiene cabeza y pechos de mujer, alas de pájaro, y cuerpo y pies de león. Otros le atribuyen cuerpo de perro y cola de serpiente. Se refiere que asolaba el país de Tebas, proponiendo enigmas a los hombres (pues tenía voz humana) y devorando a quienes no sabían resolverlos.

(De El libro de los seres imaginarios, de Jorge Luis Borges)


El Minotauro

El Minotauro, medio toro y medio hombre, nació de los amores de Pasifae, reina de Creta, con un toro blanco que Poseidón hizo salir del mar Dédalo, autor del artificio que permitió que se realizaran tales amores, construyó el laberinto destinado a encerrar y a ocultar al hijo monstruoso. Éste comía carne humana; para su alimento, el rey de Creta exigió anualmente de Atenas un tributo de siete mancebos y de siete doncellas. Teseo decidió salvar a su patria de aquel gravamen y se ofreció voluntariamente. Ariadna, hija del rey, le dio un hilo para que no se perdiera en los corredores; el héroe mató al Minotauro y pudo salir del laberinto.
Ovidio, en un pentámetro que trata de ser ingenioso, habla del "hombre mitad toro y toro mitad hombre"; Dante, que conocía las palabras de los antiguos, pero no sus monedas y monumentos, imaginó al Minotauro con cabeza de hombre y cuerpo de toro (Infierno, XII, 1- 30).

El culto del toro y de la doble hacha (cuyo nombre era "labrys", que luego pudo dar "laberinto") era típico de las religiones prehelénicas, que celebraban Tauromaquias sagradas.

Formas humanas con cabeza de toro figuraron, a juzgar por las pinturas murales, en la demonología cretense. Probablemente, la fábula griega del Minotauro es una tardía y torpe versión de mitos antiquísimos, la sombra de otros sueños aún más horribles.


(De El libro de los seres imaginarios, de Jorge Luis Borges)


EL NESNÁS

Entre los monstruos de la Tentación figuran los Nesnás, que "sólo tienen un ojo, una mejilla, una mano, una pierna, medio cuerpo y medio corazón". Un comentador. Jean-Claude Margolin, escribe que los ha forjado Flaubert, pero el primer volumen de Las Mi! v Una Noches de Lane (1839) los atribuye al comercio de los hombres con los demonios. El Nesnás -así describe Lane la palabra- es "la mitad de un ser humano: tiene media cabeza, medio cuerpo, un brazo v una pierna; brinca con suma agilidad" y habita en las soledades del Hadramaut y del Yemen. Es capaz de lenguaje articulado; algunos tienen la cara en el pecho, como los Blemies, y cola semejante a la de la oveja: su carne es dulce y muy buscada. Una variedad de Nesnás con alas de murciélago abunda en la isla de Raij (acaso Borneo), en los confines de China; "pero -añade el incrédulo expositor- Alá sabe todo".

(De El libro de los seres imaginarios, de Jorge Luis Borges)


UNA CRUZA

"Tengo un animal curioso, mitad gatito, mitad cordero. Es una herencia de mí padre. En mi poder se ha desarrollado del todo; antes era más cordero que gato. Ahora es mitad y mitad.

Del gato tiene la cabeza y las uñas, del cordero el tamaño y la forma; de ambos los ojos, que son huraños y chispeantes, la piel suave y ajustada al cuerpo, los movimientos a la par saltarines y furtivos. Echado al sol, en el hueco de la ventana, se hace un ovillo y ronronea; en el campo corre como loco y nadie lo alcanza. Dispara de los gatos y quiere atacar a los corderos. En las noches de luna su paseo favorito es la canaleta del tejado. No sabe maullar y abomina de los ratones. Horas y horas pasa en acecho ante el gallinero, pero jamás ha cometido un asesinato.

(De El libro de los seres imaginarios, de Jorge Luis Borges)

Finalmente, Felipe Zayas propone la creación de un ser imaginario o desconocido partiendo de un texto de Gerald Durrell y de una ficha de ayuda:

Textos propuestos:

Básicamente, las minovacas eran unas caracolas gigantes de color verde oscuro, con preciosas conchas doradas y verdes sobre el lomo; pero en lugar de cuernos de caracol, tenían la cabecita gorda de una ternera recién nacida, con dos cuernecitos de color ámbar y una cascada de pelos rizados cayendo entre ellos. También tenían los ojos grandes y acuosos, y se movían despacio sobre la hierba morada, pastando exactamente igual que las vacas, pero arrastrándose como los caracoles. De vez en cuando, una de ellas levantaba la cabeza y emitía un largo y lamentoso mugido.

Todo siguió en silencio, hasta que, de pronto, las algas se abrieron junto al bote y entre ellas hizo su aparición una sirena enorme y un tanto sofocada. No correspondía exactamente a la idea que tenía Penélope de cómo debía ser una sirena, porque podía pesar unos ciento veinte kilos. Tenía grandes cantidades de cabellos muy rubios, que le caían en bucles sobre los hombros y el pecho. En sus ojos, que eran grandes, circulares y de un color azul encendido, como el de la flor de la vincapervinca, llevaba cantidades enormes de sombreador y pestañas postizas negras, tan largas y tan espesas que más que pestañas parecían setos. Sus manos regordetas revelaban una manicura esmerada, con las uñas pintadas de color ciclamen fuerte, y en una de ellas sostenía una hoz de oro y en la otra un espejo grande de plata.

Gerard Durrell, El paquete parlante.


Finalmente, incluimos parte de la ficha que propone el profesor Zayas:

Información que contiene la descripción:

  1. - Denominación.
  2. - Datos en relación con el aspecto físico.
  3. - Datos en relación con el comportamiento del ser o con los usos a que se destina.
  4. - Origen del ser descrito.
  5. - Leyendas de que forma parte.
  6. - Aspectos que simboliza.

Aspectos lingüísticos:

  • En el texto debe predominar el presente de indicativo.
  • La persona gramatical empleada debe ser la 3ª.
  • El vocabulario debe ser preciso e incluir tecnicismos.

Imagen: http://snk-seiya.net/guiasaintseiya/D-basilisco01.jpg

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